jueves, 23 de septiembre de 2010

El buscavidas (The hustler); historia de un perdedor


Muchas veces el cine nos da la sensación de estar en un espéctaculo; puro artificio. Pero entonces el séptimo arte nos brinda trabajos como El buscavidas (The Hustler, 1963) que nos muestran el porqué de este digno arte que es el celuloide. Una muestra de sobriedad, realismo y sentimientos más esenciales del ser humano, (amor, tristeza, odio, amistad, ambición) delante de la cámara.

Juguemos al billar
En este film nos muestra un deporte muy poco observado en el celuloide como es el billar (pool como se llama en Estados Unidos). Cierto es que en muchas escenas de muchos films vemos varias partidas de billar pero hablamos de amateurismo. Aquí nos muestra el billar jugado por profesionales o gente que vive de ello. 
El film empieza con nuestro protagonista, Eddie "Fast" Felson, en su ambiente; un local donde se juega al pool. Nuestro joven jugador va a tal emplazamiento a retar al mejor jugador de todo el país: el gordo de Minnesota (Jackie Gleason). Lógicamente en unas maravillosas tomas, muy bien rodadas, nuestro protagonista se bate contra el Gordo pero sale derrotado y sin un duro. 
En ese espiral de decadencia encuentra otra persona en el arroyo de la perdición. Sarah, interpretada por Piper Laurie, es una chica coja, muy introvertida, bebedora y que enseguida muestra un amor pasional hacia Eddie. Ella lo llevará a su casa y le dará cobijo y manutención. 
Posteriormente, un oscuro ser llamado Bert Gordon (George C. Scott) que es mánager de jugadores profesionales (por llamarlo finamente) le ofrece a Eddie sus servicios para devolverlo a la cima; gloria y dinero le esperan.

Este film retrata bien el porvenir diario de un timador profesional. Una persona que tiene un talento enorme en un juego donde se reunen cuantiosas sumas de dinero pero que lo desaprovecha dejándose llevar por el alcohol, el pasotismo y la negatividad en general.

El perdedor
Paul Newman interpreta magistralmente a uno de esos llamado "perdedor" en esta nuestra sociedad. Una persona que busca salir adelante basándose en su talento y en olfato por el timo. Se busca la vida como puede. Su balanza en la vida es Sarah, lo equilibra y le permite subsistir. Ella por su parte desprende cierta tendencia hacia la autodestrucción. El alcohol está presente en su relación como en muchas de las personas desarraigadas de la sociedad. Son dos solitarios unidos por la desgracia, esta pareja desprende tristeza pero por encima de ello melancolía, una profunda melancolía.

Su inestable y picante relación se vuelve más interesante todavía cuando entra en escena el llamado "agente" Bert. El triángulo que se formará entre estos tres será de altos vuelos. Bert dinamitará la relación entre ellos mermando a una chica con un carácter depresivo. Eddie con su vuelta al ruedo del pool de calidad después de "mendigar" por ciertos tuburios se ve cegado por su pasión de triunfar y de ganar dinero. 
Literalmente abandona a su suerte a Sarah por una partida de billar. El frío y calculador Bert aprovechando la situacion abusará del estado de rabia y tristeza de Sarah para utilizarla sexualmente. No hacen falta imágenes. explícitas. En el cine actual se abusa de lo explícito, con la sutileza se consiguen los mismos efectos con mejor resultado. El aroma de cine clásico respira en que las imágenes sugieran algo.
La escena de Sarah escribiendo con pintalabios en el espejo los adjetivos descalificantes hacia Bert no tiene precio. Marca el punto de inflexión definitivo respecto hacia este personaje y nos enseña la calaña de la cual está hecho. Bert demuestra ser un tipo despreciable que se nutre de la desgracia de los perdedores y se aprovecha de los desdichados con talento y hambre por salir del pozo.

El resultado no podrá ser otro que la destrucción total de Sarah. Su muerte simbolizará el despertar de Eddie. Sabe que tipo de ser es Bert y que ha fallado a su ser más querido pero es demasiado tarde. El proceso de maduración de una persona es largo, pero en este caso, Eddie Felson ha pagado un precio muy caro para conseguirlo.
El carácter que le da la muerte de Sarah le demuestra por fin capacitado para vencer al Gordo de Minnesota. Y vaya si lo hará.

Este film nos demuestra que el juego es un gran pasatiempos pero en su justa medida. Uno puede pagar caros sus vicios y más si juega con fuego. La soledad y melancolía dominan este film. Sobriamente rodado y con un gran elenco sólo podemos disfrutar de esta oda al perdedor netamente americano. Como anécdotas solo mencionar que todas las jugadas de billar realizadas son ejecutadas por los mismos actores, exceptuando las bolas con "massé" (realizadas con el taco en posición vertical).

Conclusión y premios
Un director del montón de los 60 consigue colarse en la memoria colectiva con este film. Robert Rossen se encargó de dirigir, producir y de firmar el guión -con la ayuda de Sidney Carroll- de este film. Muy bien dirigida con el blanco y negro presente en todo el film que denota un aura de aún más clasicismo. La fotografía de Eugene Schufftan deleita sin igual y se mereció sobradamente su Oscar en ese apartado. Al igual que la dirección artística que también ganó la preciada estatuilla. Las magníficas interpretaciones principales de Paul Newman y Piper Laurie; George C. Scott y Jackie Gleason como secundarios se fueron sin premio de la Academia pero con sendas nominaciones, lo mismo que el guión del film. Curiosamente Scott rechazó su nominación, una muestra más de su difícil carácter. La única razón por la cual esta película se fue casi de vacío fue por culpa del musical West Side Story, musical clásico de la época que demuestra que muchas veces Hollywood se rige por sus productos más exitosos pero no tan cualitativos.

Este film es una muestra descarnada y fría de la condición humana. No hay héroes que salven a la chica y vivan felices comiendo perdices. Es la vida sin paliativos. Con sus momentos buenos y malos pero con esa amargura que destila. Paul Newman nos deja uno de sus personajes más carismáticos y eso que son varios. Dos décadas después Newman recuperaría el mítico personaje de la mano de Scorsese haciendo malo el dicho de segundas partes nunca fueron buenas. 

Calificación: 8/10



1 comentario:

  1. Una película ejemplar que habla del perdedor y del desarraigado en un mundo de humo, lámparas encima de mesas con tapete verde y tacos de billar. Es sobrevivir entre retadores donde el mejor sale adelante. Sobriedad y elegancia dentro de un guión que tiene gancho y está contada sin miramientos. Muy buen post, sergius.

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