lunes, 16 de mayo de 2011

Resacón en Las Vegas; disparatada comedia

El cine de comedia siempre es difícil de llevarlo a cabo con éxito. Es una opinión bastante confirmada en el mundo del séptimo arte. Uno puede realizar un film de gags fáciles sin conexión entre uno y otro pero lo verdaderamente difícil es dotar la obra de una estructura narrativa con sentido; es decir que contenga forma y fondo en la película.
La comedia actual se nutre de películas chorras con argumentos inverosímiles en situaciones ridículas y lo más importante, sin gracia ninguna para la mayor parte de los espectadores. Un servidor echa de menos las clásicas comedias del Hollywood clásico. Maestros de la talla de Billy Wilder, Blake Edwards, Charles Chaplin, entre otros. Es más fácil hacer llorar que reir.
Con esta premisa el film que nos atañe fue una simpática novedad a la letarguía de la comedia de calidad. Resacón en Las Vegas (The Hangover, 2009) fue un soplo de aire fresco en el género sin ser ninguna revolución, ni ninguna obra maestra. Pero provoca empatía en el espectador y te produce carcajadas sus desenfadados protagonistas.


Lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas
Como reza el dicho que sueltan en un pasaje del film, los protagonistas de esta obra realizan un desmadre considerable en la llamada ciudad del pecado. Para las personas que no le hayan visto he aquí una breve sinopsis: Doug (Justin Bartha) viaja a la ciudad del juego con sus mejores amigos Phil (Bradley Cooper) y Stu (Ed Helms), así como su futuro cuñado Alan (Zach Galifianakis). La juerga es de campeonato y, como era de esperar, a la mañana siguiente tienen una resaca monumental. El problema es que, siendo incapaces de recordar nada de lo ocurrido durante la noche anterior, se encuentran con que el prometido ha desaparecido, topándose en su lugar con otras dos sorpresas en la suite del hotel: un tigre y un bebé.

La situación de esta obra guarda muchos paralelismos en comedias de desfase tipo Colega donde está mi coche (Dude, where's my car, 2000) o Dos colgaos muy fumaos (Harold & Kumar go to White Castle, 2004); la diferencia radica en unos diálogos amenos y frescos que producen la risa y en el carisma del elenco actoral cada uno de los cuales está muy bien definido. El personaje más desatado y que produce más empatía es -el hasta entonces casi desconocido- Zach Galifianakis eregido como un gran actor para lo cómico. Solo hace falta comprobar sus proyectos hasta ahora han ido decantados hacia este sentido. El otro actor que recogido los frutos de la fama y se ha consolidado como el nuevo "guaperas" del cine hollywoodiense es Bradley Cooper. El resto del reparto también está fantástico, destacando de entre ellos a la siempre dulce Heather Graham y el cameo estelar de ese showman que siempre fue el ex-boxeador Mike Tyson.

Por lo tanto, estamos ante la comedia antiromántica  masculina, tiene sus excentricidades particularmente centradas en el peculiar personaje de Galifianakis. Como decía anteriormente, las escenas provocan la risa fácil  pero no facilona ni estúpida.

Ambición controlada
El director Todd Phillips consiguió con éxito la fórmula de la comedia gamberra pero sin desmedir sus pretensiones ni dotarla de unas emociones vanas y vacías. La fórmula no siempre es la adecuada, ahora lo ha intentado con Salido de cuentas (Due date, 2010) y lo intentará con la secuela -que se estrenará a mediados de este 2011 en USA- de este obra fílmica. Ya se sabe que en el mercado del capital se han de exprimir los productos que funcionan hasta la extenuación. Phillips acierta en el tono del film, nos ofrece Las Vegas como un sorbo de las debilidades humanas pasados por el prisma de unos infelices treintañeros con ganas de encontrar algo mejor. Pero el mejor hallazgo del director reside en conjugar bien los tramos de emoción con los de ambición.
El punto de partida de la película es sin duda uno de sus puntos fuertes. Presentación breve de personajes para pasar al despilafarre que no recuerdan. La escena del tigre con el personaje de Galifianakis o la aparición de Tyson en la suite del hotel son de traca.
En definitiva que Resacón en Las Vegas es un más que digno entretenimiento bien rodado y actuado que se erige en una competente comedia con tintes al disparate pero con medida. En ocasiones parece una mezcla de Airbag (id, 1997) y Very bad things (id, 1998) pero más light; para toda la familia.


Conclusión
Cada situación es mínimamente divertida, los diálogos son buenos y finalizas contento en general con el producto. Una de las comedias más divertidas y mejor construidas de los últimos tiempos que no es poco. Sus personajes a veces pueden paracer arquetípicos pero es un ardid que en última instancia es eficaz y muestra una historia distinta y llena de ritmo.
Calificación: 6'5 sobre 10.


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