lunes, 6 de junio de 2011

12 hombres sin piedad; clásico del cine judicial

 "La vida de un hombre está en juego y se merece unas horas de nuestro tiempo" (miembro del jurado numero 8)
El cine ha reflejado en multitud de ocasiones las salas de los juzgados y los entramados del sistema judicial -sobretodo el norteamericano- pero en muchas ocasiones se muestra como mero espectáculo y no como forma de mostrar las emociones y las formas de pensamiento del ser humano. El gran cineasta Sidney Lumet da forma a los personajes que integran a la fuerza ciudadana que impulsa el sistema: el jurado popular. Esas personas que componen el jurado deciden en temas tan básicos como el vivir o morir o ser penado o no en causas diversas por la justicia ordinaria.
12 hombres sin piedad (12 angry men, 1957) es uno de los mejores films centrados en la temática judicial. En la década de los 90's muchas obras se hicieron sobretodo a raíz de los best-sellers de John Grisham entre otros célebres narradores del género.


Narrar con imágenes
El recientemente fallecido director norteamericano es un claro referente de la vieja escuela de Hollywood. Se contaban historias buenas y malas como ahora pero también las obras poseían en gran parte de esa narrativa visual que con el buen hacer delante de la cámara de los profesionales del celuloide mantenían expectantes en sus asientos al respetable de principio a fin. 12 hombres sin piedad es un fiel reflejo de esa época del cine norteamericano donde las historias fluían entre sus imágenes con pasión y oficio. 

Para desconocedores del argumento de esta clásico ahí va la sinopsis:
Tras escuchar todos los testimonios y valorar las pruebas presentadas, un jurado popular compuesto por doce hombres tiene que decidir, por unanimidad, si absuelve o condena a muerte a un joven acusado de haber matado a su padre. Al principio, once están completamente convencidos de su culpabilidad y se inclinan por la condena, pero el que discrepa empieza a plantear dudas razonables que, poco a poco, van resquebrajando la inicial seguridad de los demás.
El relato narrado por Lumet posee un aire de teatro en la escena ya que los integrantes del film no salen de una misma ubicación en casi toda la obra. Esta película prima ante todo los personajes, sin ellos, sin sus sensaciones y caracteres no se podría narrar la historia de forma coherente. El reparto en este aspecto está magnífico con una elección de casting muy acorde con los personajes mostrados. Sobremanera ensalzar la gran actuación de ese coloso de la interpretación llamado Henry Fonda o secundarios -por ser menos conocidos, porqué todos comparten casi el mismo metraje- como Lee J. Cobb, E.G. Marshall o Jack Warden...

Crítica del sistema 
Lumet ofrece una mirada veraz y a la par locuaz del sistema judicial con el personaje de Fonda. Es una crítica a las injusticias -valga la redundancia- de la llamada justicia estadounidense. Defiende la vida ante la aberración que significa la pena capital. La muerte no puede ser usada por doquier ya que la vida es un bien muy preciado. La cámara de Lumet muestra la indiferencia en muchos de los casos de personajes del jurado. La justicia no puede permanecer en un hecho trivial y despachado en un plis-plas. La asfixia de los personajes se muestra en los excelentes diálogos y las situaciones de los personajes.


Los hombres comunes imparten justicia a un joven marginal pero en su intento pierden algo de humanidad y se convierten en justicieros. Este film también reflexiona sobre la condición del ser humano y su tendencia a la destrucción en vez de la reflexión. Esta reflexiva mirada de la justicia estadounidense se complenta con esos primeros planos que demuestran el buen hacer de todo un novel en la silla de director. Cine de bella factura con pinceladas de teatralidad de fondo. Pocas películas se merecen el calificativo sin dubitaciones de clásico imperecedero.


Conclusión
Una obra capital que aún ofrece excelentes direcciones e interpretaciones. Una historia contada a través de la mirada de los personajes que la integran. La angusta que surja de la dirección de Lumet ofrece una de las miradas mas veraces -pese a tener más de 50 años de antigüedad- y una dentellada directa a la yugular del sistema de justicia de Estados Unidos. Merecido y alabado debut del gran Lumet; excelente lección de cine.

Puntuación final: 9 sobre 10.

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