miércoles, 6 de enero de 2010

Mercenarios de categoría


He aquí uno de los últimos clásicos de ese género que dominó gran parte de la industria norteamericana durante tres décadas. Los siete magníficos (The magnificent seven, 1960) dirigida por John Sturges no es de sus mejores películas; tiene films superiores como La gran evasión (The great escape, 1963) o Duelo de titanes (Gunfight at the O.K. Corral, 1957), pero mantiene la magia que caracteriza a este género que marcó la era dorada de Hollywood. Sea ya por la banda sonora de Elmer Berstein o por el magnífico reparto (McQueen, Brynner, Bronson, Coburn, etc) esta película ha permanecido en el recuerdo del espectador.
Si se lo que pensaréis algunos, que este film es un remake de Los siete samuráis de Kurosawa, que los actores y extras mejicanos muchos de ellos actúan pésimamente, que el argumento es muy lineal y simple...
Pero señores y señoras estamos hablando de un western, no es que sea un género donde la lógica y el sentido común dicte el día a día. Estamos hablando de hombres que luchan y matan por dinero, de una tierra hostil y estéril como es el lejano Oeste, donde habitan prostitutas, maleantes o estafadores que no tienen ningún sentido del honor ni la lealtad.



En ese ámbito se inicia este film donde una banda de forajidos, liderada por el malévolo Calvera, tiene atemorizado un pueblo mejicano que le suministra alimentos y cobijo para poder continuar sus fechorías. En este conjetura los campesinos deciden defenderse a partir de la compra de siete mercenarios u hombres de fortuna.

El film de Sturges recoge la semilla de Kurosawa y sus samuráis pero no logra la excelencia del cineasta japonés. Aún así su film es entretenido y nos deja magníficos pasajes. La presentación de los personajes y la escena del carro fúnebre son inolvidables.
Está claro que no todos son tan magníficos, mención especial merece el papel de Charles Bronson que es el que más destaca entre los "magníficos" secundarios. Su papel de hombre rudo, callado y violento contrasta perfectamente con las escenas de los niños campesinos con los que entabla amistad. Me quedo con la frase final de Bronson: Yo también soy de los vuestros.
En esa la época en que se rodó el único rostro famoso era el protagonista principal Yul Brynner. Es también el más acertado de todos los personajes juntamente con su réplica antagonista, el siempre grande Eli Wallach, del bandido Calvera y el mencionado anteriormente Bronson.
Mi siempre admirado Steve McQueen aquí aparece como un come-escenas (lo se me acabo de inventar una palabra por la cara) siempre queriendo robar protagonismo a Brynner, aunque da muestras en ciertos pasajes del film de su sobrado talento. Los personajes de Brad Dexter y el gran James Coburn no aportan mucho pero no restan a la narración, pero el personaje de Robert Vaughn y sobretodo el personaje del germano Horst Bucholz de chico novato y enamoradizo e inocente le quita credibilidad y tensión al film. Este último apodado el "James Dean alemán" está a muchas leguas del saber hacer de Dean (lo dice un escéptico del trabajo del malogrado actor norteamericano).
El comportamiento durante el film de Bucholz más el añadido de las actuaciones de los mejicanos (léase tanto bandidos como campesinos) nos ofrece una imagen deplorable del pueblo mejicano en general, pero siendo un western se perdona. Es sabido que en este género hay muchos clichés y estereotipos que son ineludibles.
Eli Wallach en su papel de Calvera da la réplica exacta a Brynner y es un villano fanfarrón y versátil que se mueve como pez en el agua en el papel de malvado.

La escena que todo el mundo recuerda y queda en la retina es la del coche fúnebre. McQueen y Brynner al inicio del film deciden llevar el carro fúnebre (eso si por dinero) de un viejo indio que algunos indeseables no dejan enterrar en el cementerio del pueblo por su condición racial. Todo eso acompañado al son de la mítica banda sonora de Elmer Berstein de la que no te puedes olvidar ni en lustros.
También cabe destacar como defecto reseñable que los tiroteos no abundan y son cortos pero imprecisos, la cámara deambula mucho y no se centra en sus diferentes frentes que tiene. Eso se nota sobremanera en el acto final del film.

En fin, hemos tratado de un film de western clásico encumbrado en demasía por su música y ciertas interpretaciones. No obstante, se trata de uno de los últimos western clásicos. Estamos allá por los sesenta y en breve aparecerá el spaghetti-western y el ocaso de este género.
Film recomendado para todos los amantes del polvo, los revólveres rápidos y tiros a diestro.
Después de todo si Kurosawa le regaló una katana ceremonial a Sturges en honor del remake que le había hecho sería por algo. Quién le discute al bueno de Akira...

Puntuación: 7/10

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