viernes, 25 de junio de 2010

The wrestler; Retrato de la decadencia

El film que voy a comentar es reciente. Hablamos de The wrestler, 2009. Un luchador de lucha libre o wrestling que está de capa caída y ve que sus mejores años ya pasaron. Este film está interpretado por Mickey Rourke como el luchador y como acompañantes secundarios a Marisa Tomei y Evan Rachel Wood. La película está dirigida por Darren Aronofsky, en su primer film netamente comercial.



Soledad
Este film si algo nos evoca es la soledad del ser. Mickey Rourke a través del prisma de la cámara nos muestra la cuotidianidad de este ser humano. A fin de cuentas el ser humano es un bicho de costumbres. El susodicho luchador ve al largo del film muchos personajes que le aprecian y le guardan cariño pero en la hora de la verdad es un personaje solitario que ha vivido al máximo sin preocuparse por las consecuencias.
Todo el film lo vemos a través de los ojos de Rourke. Es un film netamente en primera persona, desde la primera escena el director intenta identificarnos con el personaje central.
La historia del héroe caído es un clásico en el cine estadounidense, no nos pilla de sorpresa con ello el director. El luchador ha de afrontar sus errores pasados y cree poder redimirse. Caída y redención, tópicos en Hollywood.
Nuestro luchador presentará batalla ante las adversidades de la vida. Que es la vida sino una lucha contra el tiempo y las penurias del destino? Rourke transmite su lucha vital hasta el último aliento, hasta el último "round". Como rezaba el título de un capítulo de una serie que no quiero recordar: "Die alone, live together" (Vivimos juntos, morimos solos).
Los gestos faciales, las expresiones y su forma de encarar la vida nos hace sentir una compenetración desde el principio con el protagonista. Reconozco estar influenciado por Hollywood (como la mayoría) y sentirme identificado con el personaje de Rourke. La redención , esa idea implantada desde tiempos pretéritos cala hondo en la mente occidental. Así pues un hombre sólo por sus acciones pasadas siempre merece una segunda oportunidad, al fin y al cabo, está en el pais de las oportunidades: Estados Unidos.


Cambio de estilo y renacer
Aronofsky sorprende cambiando de registro completamente. Sus anteriores films marcados por el existencialismo y un marcado carácter trascendental se alejan de este claramente. Pi, 1998; Réquien por un sueño (Requiem for a dream, 2000) y El árbol de la vida (The fountain, 2006) marcan un estilo definido del director que entabla preocupaciones filósoficas y vitales del ser humano con una capacidad narrativa muy vistosa pero poco consistente.
Este director nacido en Brooklyn nos muestra con el film comentado que también sabe acercarse a las masas con un producto más impersonal. El film le comportó mucho éxito a nivel comercial y popular. Aronofsky empieza a ser conocido no solo como director de films de culto.
Ciertamente es el primer film del director que me puedo ver de un tirón.

En el film que nos atañe se centra en un drama biográfico. Es una obra intimista sin grandes pretensiones que trata sobre el luchador y su lucha contra la vida. El film no llega al corazón pero si consigue conmover en ciertos pasajes. Eso en gran parte se atribuye al gran papel que interpreta Mickey Rourke (nominado al Oscar a mejor actor principal, que incomprensiblemente no se lo llevó) en uno de sus mejores intepretaciones de siempre. Este actor, un clásico de los 80, cayó en desgracia cuando quiso boxear y se pasó al consumo de ciertas drogas.
Totalmente demacrado y con la vejez en la esquina, Rourke fue recuperado para el cine con la llegada del nuevo milenio con films como Sin City, 2005; Domino, 2005 o El juramento (The pledge, 2001). La consagración le llega aquí.
Rourke no hace falta que haga grandes gestos ni sobreactúe para interpretar a Randy "The Ram" Robinson. Sólo es él mismo, un personaje consciente de sus pecados pasados y sabedor de donde le ha llevado todo eso. Lleva marcado en su rostro la frustración, la ira contenida y el pesar de los años mal llevados.
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Las actrices que acompañan al luchador cumplen bien su cometido. Marisa Tomei de stripper (nominada también al Oscar como actriz secundaria) y Rachel Wood como la hija de Rourke están en la linia del film, no desentonan. La relación entre luchador-stripper es otro tópico, hay montones de referencias de un miserable congeniando con una desamparada mujer del ocio nocturno.
En cambio, en la relación difícil y tortuosa entre padre e hija hay mucha química. Pero sobretodo, hay una escena a mitad del film que denota sentimiento y pasión en el que el luchador se autocalifica y define su vida pasada en apenas tres frases. Algo sencillo pero bello.

En clara referencia al mundo del deporte, veo muchos paralelismos de este film con Rocky Balboa (id., 2006) de Stallone. Film sencillo e intimista que recoge las migajas de un ganador en decadencia en difícil convivencia con su entorno y su hijo que subsiste de otros negocios no exclusivamente de su deporte. Pero por encima de todo coinciden en la forma de afrontar la vida. No se resignan aunque tengan dificultades físicas, psicológicas, económicas o de la sociedad que les envuelve; la clave no rendirse nunca. Eso si, el personaje de Stallone entra más en el clasicismo del héroe épico. Por otro lado, el personaje de Rourke está enmarcado en un pseudo-deporte que es más bien un espéctaculo en el que todo es ficción.

Conclusión
El broche final del film lo pone la banda sonora, un magnífico Bruce Springsteen cantando "The Wrestler", un tema en la linia de la película: sencillo y cercano.

Un film cercano, modesto y sin pretensiones que muestra un show-business poco reflejado en el mundo del celuloide como es el wrestling.
Calificación: 6/10.






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