Uno habitualmente busca otras webs sobre James Bond y agentes secretos que existen en Internet. Y sorprendentemente encuentra la gran omisión de no catalogar a Enter The Dragon dentro del género. Es cierto que Bruce Lee no se viste de smoking, toma Martinis agitados y no revueltos, ni carga una parafernalia de gadgets. Pero indudablemente Enter The Dragon (conocida aqui como Operación Dragon) participa de muchas de las premisas tanto de la serie 007 como del espionaje en general: espia reclutado es enviado a infiltrarse a una base, atentan contra su vida, descubre la verdad oculta, y desata una batalla campal, invasión incluída. Hay un cerebro criminal carismático y hay una relación fluída entre éste y nuestro héroe. Si el servicio secreto británico recluta a Bruce Lee, ¿por qué no considerarla una película de espías?
Acción y espionajeEl tema es que las artes marciales deslumbran todo, siquiera la excusa inicial para disparar la trama. Enter The Dragon es a todas luces un clásico: no sólo posee escenas y diálogos memorables, sino que funda un género entero. No es que antes de 1973 no existieran películas de artes marciales -la industria cinematográfica de Hong Kong y China se alimentaba de eso-, pero nunca tuvieron el alcance mundial como el que obtuvieron después de este film. Un público ávido de patadas voladoras acudiría en masa a los cines durante los 70 y parte de los 80, en plena euforia del cine de artes marciales. Si se pueden mencionar fenómenos que eclipsaron a la Bondmanía de los 60, sólo se pueden nombrar dos ejemplos de filmes basales que generaron una avalancha de imitadores y que desviaron parte del público habitual del agente británico: Enter The Dragon y, por supuesto, Star Wars (1977).
El argumento del film es por todos conocido. Sin embargo, para la época es aún material fresco y realizado de modo impecable. Toda la ralea (en general baja) de imitadores que lo han seguido no han podido igualar y menos superar a la cinta de Bruce Lee. Desde Mortal Kombat, pasando por The Best of The Best, o películas de otros artistas marciales (Jean Claude Van Damme, Chuck Norris) han copiado punto por punto la trama de Operacion Dragon pero no han capturado el carisma del film. Incluso Bolo, el forzudo chino que participa en la cinta, reiteraría su papel durante muchos años en películas similares. Y sin mencionar la avalancha de pésimos imitadores de Bruce Lee que invadirían las pantallas en los 70 con producciones generalmente lamentables.
La trama es básica, pero en la pureza encuentra la perfección del clásico. Bruce Lee es reclutado para infiltrarse en la Isla del Sr. Han, para descubrir que oculta en sus instalaciones. Lee es un héroe lacónico, de oscura presencia. Es un hombre que carga con dolor en su alma, y que reprime su furia. Recién llega a la isla y comienza a participar en los torneos, vemos que es despiadado y letal. Es un asesino que frena sus instintos de venganza, en pos de cumplir la misión primero, pero que no despreciará las oportunidades que tenga para cobrarse deudas con Han. Y si bien es un hombre malherido espiritualmente, es también un tipo frío y calculador, que evalúa constantemente las posibilidades de ataque; solo lo hace cuando es preciso, no utiliza violencia excesiva a menos que la situación lo precise.
Si Lee es un héroe muy oscuro, como villano Han no se queda atrás. La presencia que le da el actor chino Shih Kieh es impresionante; un hombre de refinados modales que puede ordenar acciones crueles sin inmutarse. Considerando que lo que hoy conocemos como blockbusters (las películas comerciales que que arrasan en la pantalla) empezaron con James Bond en los 60, y que Enter The Dragon sería una de las primeras en arrebatarle el puesto central -un hecho que llegaría hasta nuestros días, donde cada estudio prepara una serie de blockbusters para arrasar en taquilla-. El film obtuvo mucho éxito en gran parte a tomar elementos bondianos (el héroe, espía y asesino; el villano brutal; la base secreta a ser volada), devolverlo a sus esencias y enfatizar los matices más oscuros y crueles de los personajes centrales. Si Bond era un modelo de asesino con clase al que se le fue limando oscuridades durante los últimos films de Sean Connery y era el modelo cinematográfico de accion por excelencia durante los 60; pierde el puesto en los 70 con iconos como Bruce Lee, que son aún más salvajes y despiadados pero con el carisma suficiente como para que el publico no los rechace.
En el fondo estamos hablando de asesinos con causa justa. Pero quitemos las credenciales y los motivos, y veremos que el héroe y el villano no son más que individuos crueles que por una u otra razón operan de lados diferentes de la ley.
Bruce Lee empieza a forjar su leyenda
Así mismo la película, basada en un borrador de Lee, contiene muchas ideas personales del actor y de la particular filosofía del arte marcial que había creado: Jeet Kune Do. Ciertamente se encuentran camufladas entre líneas: su intención era que fuera un vehículo para una nueva filosofía en artes marciales, donde cuerpo y espíritu actúan como uno solo a la hora del ataque y la defensa, y donde era posible generar una línea de conducta para evaluar al entorno que lo rodea. Él mismo se considera un arma en continuo perfeccionamiento, y que sólo debe entrar en acción en graves circunstancias, ya que su uso puede ser letal. Mucha de su filosofía, lamentablemente, fue podada por el otro guionista o quedó en el cuarto de edición. Por ejemplo, en un momento Bruce Lee decía: "Cuando mi oponente se expande, me contraigo, y cuando se contrae, me expando, y cuando hay una oportunidad, yo no golpeo. Golpea por sí mismo".
El film contiene muchas escenas de combate memorables; es también una fuente incontable de anécdotas durante el mismo rodaje (extras retando a Bruce Lee; peleas filmadas que fueron reales más que coreografiadas por problemas entre Lee y miembros del cásting). Lee exhibe no sólo un carisma impresionante que le otorga el merecido status de ícono cinematográfico, sino que además era un artista marcial envidiable. La velocidad de sus peleas es inconcebible; y como actor, su rol es cumplido de modo eficiente acorde a sus capacidades actorales. Dejando de lado a Lee y a Kieh, el resto cumple de modo regular con sus tareas, aunque Saxon (a pesar de practicar artes marciales en su vida privada) no de la talla de un peleador experto (como despacha a Bolo es poco convincente), o que entre Saxon y Jim Kelly (otro actor que se volvería ídolo en los 70, como un Bruce Lee negro) reciten algunos diálogos que suenan ridículos o faltos de convicción. Incluso el libreto le da por momentos un protagonismo a Saxon que no debería, además que no es un buen actor. Los intentos de seducción de Han hacia este para que ingrese en su organización criminal podrían haber pasado directamente por el personaje de Lee. El guión podía haber omitido perfectamente ambos personajes sin que la trama se viera afectada. Pero posiblemente esto pase porque en Hollywood no confiaban en que un actor chino pudiera cargar con éxito el film frente a las plateas yanquis y decidieron americanizar el libreto (un prejuicio idiota de la época; fíjense sino ahora, donde hay blockbusters comandados por Jackie Chan o Jet Li).
Como curiosidades, en el cásting figuran Jackie Chan y Sammo Hung, en papeles ínfimos -entre las decenas de luchadores que acuden a la isla-. El film cuenta con otra banda sonora memorable de Lalo Schifrin, acorde al espíritu de la trama.
El fin del luchador
Es una lástima que Lee falleciera tres semanas antes del estreno de la película. Las razones son dispares: algunos sostienen que consumía drogas, otros que estaba experimentando con su peso (para volverse más rápido); lo cierto es que un edema cerebral truncó su vida en el apogeo de su carrera. Quizás, al igual que James Dean, su muerte y su escaso legado cinematográfico (pero de calidad) sea lo que le brinde el alcance de leyenda. Como una supernova, brilló en toda su intensidad en una última ocasión antes de extinguirse.
Puntuación del film: 7 sobre 10. Un clásico imperecedero del género.
Anteriores entregas:
- Bullit
- Harry el Sucio
- La huída
Anteriores entregas:
- Bullit
- Harry el Sucio
- La huída
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