sábado, 5 de marzo de 2011

Hollywood se premia a si mismo

A principios de año siempre tenemos premios de las cinematografías de diferentes países. Tenemos nuestros denostados Goya, los César franceses, los sobrios Bafta británicos, los Globos de Oro, etc. Pero la entrega de premios más importante del mundo cinematográfico se produce allá por el mes de febrero de cada año. Esos premios que glorifican el cine hollywoodiense y todo su industria se llaman Oscar.

Pero vayamos por partes, de que sirve autopremiarse una industria. Si tu cine es el más visto del globo -exceptuando Bollywood, es decir el cine hindú- porqué esa gala anual de celebridades que lucen palmito y vestidos de diseño pero poco más. Los estadounidenses como buenos exportadores de su cultura o mejor dicho de su way of living son unos grandes publicistas. Lo convierten en el evento numero uno del cine. Normalmente se dice que los Oscar premian a los mejores films del año. Mentira, se premia a los proyectos más costosos y que más generaron en la industria, a parte de un cierto tráfico de influencias. Bien es sabido que los hermanos Weinstein utilizan grandes promociones y de presiones a ciertos sectores cinéfilos para presionar a que sus films salgan elegidos en muchas categorías. Una buen márketing puede hacer ganar alguna estatuilla a más de una película. La prueba: repasen las ganadoras de los últimos años y miren la productora (Miramax Films) que en muchos casos son la misma. Tampoco quiero desprestigiar estos premios tan arraigados en la cultura cinematográfica pero si desenmascararlos con real significado. 
Por ejemplo ustedes creen que Chicago fue lo mejor del 2002 compitiendo con Gangs of New York (íd, Scorsese) o El pianista (The pianist, Polanski); que ese despropósito llamado Una mente maravillosa (A beautiful mind, Ron Howard) fuera lo mejor de 2001 rivalizando con El señor de los anillos: La comunidad del anillo (The Lord of the Rings: The fellowship of the ring, Peter Jackson); también que Slumdog Millionare  (íd, D.Boyle) fuese lo mejor de 2008 por encima de películas de la calidad de El curioso caso de Benjamin Button (The curious case of Benjamin Button, Fincher) o The reader (íd, S.Daldry) por citar casos familiarmente cercanos en el tiempo para nuestro querido lector. No hablemos ya de tiempos pretéritos.


Los requisitos de calidad cinematográficos para unos premios que habrían de ser más ecuánimes  no son los exigidos. Eso en el apartado actoral, de dirección y producción. 
Donde estos premios si muestran su objetividad cinematográfica es en los apartados técnicos. Como son fotografía, efectos especiales, guión, compositores, montaje, etc. La lista de los excelentes profesionales obsequiados con este distintivo es significativa: Maurice Jarre, Robert Bolt, Brian Helgeland, Charlie Kaufman, Elmer Berstein, Jerry Goldsmith, Conrad Hall, Stan Winston y un largo etcétera.
Todas las cinematografías se autopremian pero recalco esta porque es el cine que más vemos todos nosotros y el que más llega a la mayoría de la población mundial. 

La mejor forma de dar a conocer filmografías de distintos países son los festivales de cine. Principalmente hay los cuatro más famosos -Donostia, Berlinale, la Mostra de Venezia y Cannes- que son los que se les da más cobertura mediática. Pero hay muchos más por el mundo muy interesantes como Sundance (muchas obras de bajo presupuesto muy interesantes), Sitges con su festival de cine fantástico o el interesante festival de cine de Toronto con films independientes fuera de la órbita de las grandes productoras. En opinión de un servidor reclamaría más repercusión hacia estos que promocionan un tipo de cine que no llega a nuestras pantallas y hacia cinematografías de países totalmente desconocidos que nos pueden sorprender gratamente. El espectador medio sufre un abuso de producto norteamericano pero eso en parte es por culpa de los propios países. España mismo es un ejemplo de poca atracción del espectador hacia el film patrio. Una pena porqué hay profesionales muy válidos como pueden ser Amenábar, Cortés, Balagueró, Mateo Gil, Guerricoecheverría, De la Iglesia, Elena Anaya, Eduard Fernández, entre otros. Hoy en día el mercado norteamericano inunda más la mayor parte de las salas de proyección pero está en poder de las industrias de cada país de saber sacar provecho a su cine de casa.

Concluiré diciendo que cualquier gala de premios cinematográfica es un autobombo hacia su propia filmografía pero en resumidas cuentas los Oscar lo son multiplicado y magnificado por diez debido a su nombre imperecedero y repercusión de primer orden.

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