Nueva entrega de los clásicos de acción por antonomasia. Ese género muchas veces incomprendido, maltratado e infravalorado para tantas alegrías que nos ha dado a los amantes del cine. El film que nos atañe presenta uno de los propulsores e iniciador del género post-apocalíptico. Un mundo después del fin de la civilización como la conocemos. Mad Max (en España con el subtítulo de Salvajes de la Autopista) fue estrenada en 1979. Fue la ópera prima del australiano George Miller y la presentación en la gran pantalla del actor norteamericano Mel Gibson, icono del cine de acción y aventuras del último cuarto de siglo.
Muerte y asfalto
El film se basa en un futuro no muy lejano en el cual la humanidad lucha por los recursos primarios como por ejemplo la gasolina. La ley se rige en la carretera; donde se la disputan las bandas de delincuentes y los pocos policías dispuestos a hacer cumplir el orden. El cineasta australiano George Miller nos ofrece su particular visión de un mundo destruido por las guerras nucleares. La lucha por el "oro negro", eso al que llamamos petróleo y la supervivencia del más fuerte son los puntos fuertes del relato.
El film bebe de diferentes referencias como son el mundo del cómic o la estética del spaguetti-western con un anti-héroe que lucha contra los malvados y los elementos a partir de una venganza; no lucha por una causa digna y gloriosa como los clásicos "buenos" de Hollywood. El retrato de un ser humano con sus carencias y su evolución hacia la sombra de un ser humano en un mundo apocalíptico.
A Mad Max le deben muchas de sus influencias los videojuegos, el cómic y también el mundo del cine. Un mundo desértico, la lucha por sobrevivir y carreteras interminables hastiadas de locos al volante. Max Rockatansky es el nuevo guerrero del asfalto, su caballo de batalla es el interceptor V8 -se trata del Ford Interceptor Concept, una versión australiana modificada para aparecer diferente en el film-.
Una producción íntegramente australiana, tanto en el apartado técnico como en el artístico. Estamos a finales de la década de los 70 y la industria australiana empezaría a importar muchos de sus profesionales al otro lado del Pacífico. La cantera de actores o directores a partir de esta década se hace patente con personajes como Alex Proyas, Peter Weir, Nicole Kidman, Geoffrey Rush, Russell Crowe o Cate Blanchett.
El film bebe de diferentes referencias como son el mundo del cómic o la estética del spaguetti-western con un anti-héroe que lucha contra los malvados y los elementos a partir de una venganza; no lucha por una causa digna y gloriosa como los clásicos "buenos" de Hollywood. El retrato de un ser humano con sus carencias y su evolución hacia la sombra de un ser humano en un mundo apocalíptico.
A Mad Max le deben muchas de sus influencias los videojuegos, el cómic y también el mundo del cine. Un mundo desértico, la lucha por sobrevivir y carreteras interminables hastiadas de locos al volante. Max Rockatansky es el nuevo guerrero del asfalto, su caballo de batalla es el interceptor V8 -se trata del Ford Interceptor Concept, una versión australiana modificada para aparecer diferente en el film-.
Una producción íntegramente australiana, tanto en el apartado técnico como en el artístico. Estamos a finales de la década de los 70 y la industria australiana empezaría a importar muchos de sus profesionales al otro lado del Pacífico. La cantera de actores o directores a partir de esta década se hace patente con personajes como Alex Proyas, Peter Weir, Nicole Kidman, Geoffrey Rush, Russell Crowe o Cate Blanchett.
Miller asociado en la producción con su hermano empezará a hacerse un nombre con esta obra de culto y realizará también las tareas de guionista. Su mano será decisiva a la hora del desarrollo de la historia. Eso sí, esta primera obra del cineasta como todo film de bajo presupuesto y con pocos medios tuvo que retocar el guión en ciertas partes que nos hace el film menos llevadero que en otros pasajes de esta. En la segunda parte de Mad Max llegará al cénit del personaje pero eso se comentará en otro post.
El icono del "loco" Max
En cierta manera, debemos el carisma y la fuerza del personaje a Mel Gibson. El actor criado en Australia, pese a haber nacido en Estados Unidos, se da a conocer en el mundo del celuloide con esta portentosa actuación, bien comedida y dando la impresión de hombre al borde del abismo en una sociedad sin reglas que representa el personaje. El actor, pese a sus limitaciones, nos demuestra estar muy dotado para los papeles de acción. A continuación seguirá ligado a papeles de este tipo con la archifamosa saga Arma letal (Lethal weapon, 1987) donde realizará un papel similar al de Max, o su Porter de Payback (1999) -remake de "A quemarropa" (Point blank, 1967)- o la aburrida Maverick (1994), versión cinematográfica de una antaño famosa serie. Su faceta de director es arena de otro costal.
Max, el luchador de la autopista, ese ser atormentado por el fatal destino es una pieza muchas veces influenciada e imitada pero aún no igualada. El héroe solitario en un clima muy hostil con todo los elementos en contra pero con esa aura de indestructibilidad. Por mi cabeza me pasan los intentos de Kevin Costner de imitar el género post-apocalíptico con sus fallidas Waterworld (1995) o Mensajero del futuro (The Postman, 1997) y también por la industria nortamericana en general con la reciente y decepcionante El libro de Eli (The book of Eli, 2010).
Mad Max es una muestra de originalidad por delante de los medios económicos y de mercado. Un film australiano, cinematografía poco considerada en la época pero con la ventaja de compartir idioma con el pais insignia del cine. Mezcla de ciencia ficción y western; el talento para el espectáculo de Miller contra la falta de medios, todo ello narrado con eficacia partiendo de una historia violenta y agresiva, pero sin ser mostrada explícitamente.
Max es un icono del cine y de la ficción científica por derecho propio. Antes de concluir quería comentar ese trepidante inicio del film. Todos los coches policiales persiguen al fugitivo pandillero Nightrider mientras, paralelamente, vemos como el personaje de Max prepara el coche y su indumentaria. La persecución tiene una excelente duración con un perfecto control del tempo y una finalización brutal. No hay contemplaciones para lo poético. Un futuro devastador para un brutal desenlace. Todo ello aderezado de la magnífica partitura de Brian May, no confundir con el guitarrista del grupo Queen, que aporta la dosis necesaria de tensión a la escena.
Conclusión
No es una obra perfecta ni mucho menos pero aporta un gran cambio en el género de la sci-fi. Miller puliría sus fallos de historia y ritmo en algunos pasajes con la excelente Mad Max 2. Cierto es que sin esta obra original no se podría haber hecho una continuación. Los aficionados al cine hemos de agradecerle a Miller la introducción del "Loco Max" a nuestras mentes. Una pena la posterior irregular trayectoria del cineasta australiano. Esperemos que traten bien a la nueva secuela de Mad Max, subtitulada Fury Road pero sin Gibson; sin duda nada será lo mismo. Mel Gibson es Mad Max a lo que Harrison Ford es a Indiana Jones.
En definitiva quién no se ha preguntado cuando se acabe la gasolina que?
Calificación final: 7. Recomendable ver como un todo con la segunda parte.
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